viernes, 23 de enero de 2009

Viernes, 23 de enero de 2008, nublado, viento

Ázzuen, Marra y yo llevábamos cada uno un trozo de carne de ciervo mientras ascendíamos la colina de Matalobos. Era verdad que nuestro primer ciervo era viejo y estaba herido, pero su carne estaba tan buena como cualquier otra que yo hubiese probado. Me había equivocado con MikLan. Era fuerte para su tamaño y fue el que dio el primer golpe. Los humanos tenían unos palos especiales que los ayudaben a lanzar sus palos afilados más lejos, y MikLan los utilizaba especialmente bien. Entre los seis derribamos el ciervo con tanta facilidad que me vinieron ganas de reír. Y justo a tiempo. La mayor parte de los cervallones se habían marchado de la gran llanura y solo quedaban unos pocos en Hierbas Altas. Hacía dos días que Ruuqo nos había dicho que si en las noches siguientes no teníamos éxito con la caza tendríamos que comenzar nuestros viajes de invierno. Entonces sería más difícil cazar con los humanos, así que estaba contenta de haber tenido por fin éxito cazando juntos presas grandes. Y estaba contenta de que cazar con los humanos me permitiese olvidar en la medida de lo posible lo sucedido en la Charla. Ni siquiera Ázzuen tenía idea de lo que deberíamos hacer en relación con lo que yo habia averiguado, y yo me aferraba a la esperanza de que cualquier problema esperase a que se nos hubiese ocurrido algo.

Dorothy Hearts, "EL PACTO DE LOS LOBOS (LAS CRÓNICAS DEL LOBO, PRIMERA PARTE)"

1 comentario:

Emanuel dijo...

Que es un cervallon??